Para Chicha
Como se extirpa de la piel el bulto malo
pretendieron suprimir ésta, tu historia,
los que transitan al resguardo de las sombras
velados por machetes, fusiles y estampidos.
Ni siquiera pude ver cuando arrancaban
el llanto de los brazos de tu madre,
después de devastar el mundo entero,
ese noviembre de irascibles trinos.
¡Los monstruos de la fábula inaudita
construyeron una casa de muñecas,
rodeándola de brazos asesinos
y elipsis de barrotes sempiternos!
Se encapuchó tu risita embrionaria
con la pena incomprensible del despojo,
para vos, para mí, para estos ojos
que por instinto, o por temor, se clausuraron
y que en el reino del revés cantan llorando,
con lágrimas del miedo atragantado
en la negada realidad de ser testigos.
¡Quiero verte regresar un día de estos,
Clara Anahí de la mirada nuestra,
a la casa de las ruinas desparejas
que guarda pedacitos de tu vida!
¡Quiero verte regresar un día de estos,
y levantar de nuevo las paredes,
cuando camines descalza hacia la cuna
que te devolverá los sueños usurpados
por esa pequeña horda de infelices!
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